miércoles, 29 de abril de 2009

MAGIA BLANCA

Magia blanca, arte de entretener mediante trucos que aparentemente suponen una violación de las leyes de la naturaleza. Los magos basan sus prácticas en principios psicológicos y en la utilización de métodos manipulativos y mecánicos. Estos principios psicológicos son la distracción, la sugestión, la imitación y el ocultamiento. Los espectadores no ven todo lo que ocurre, y creen ver cosas que en realidad no suceden. Esta percepción engañosa conduce a falsas creencias, a una lógica falaz y, en definitiva, a la convicción de que el ejecutante consigue hacer cosas imposibles.

La destreza manual del mago le permite realizar ciertos movimientos que el espectador no percibe o bien porque son ocultos, bien porque se disimulan imitando cualquier acción inocente y natural. Para los trucos más difíciles el mago además de sus manos emplea diversos instrumentos. En ocasiones recurre a procedimientos mecánicos, como el uso de dispositivos simulados que el público ve pero no comprende, y de otros que no están a la vista. Entre los trucos escénicos más populares figuran el de hacer que los objetos aparezcan y desaparezcan, se transformen, leviten, penetren en cuerpos sólidos, o incluso en lograr que una persona sobreviva a la amputación de una parte de su cuerpo.

La magia mental es una rama de la magia que permite al ejecutante simular facultades de telepatía, clarividencia y adivinación (véase Parapsicología).

Historia

Los primeros documentos escritos ya establecían una diferencia clara entre quienes practicaban la magia por entretenimiento y los brujos y médicos de la tribu, que se proclamaban capaces de controlar la naturaleza y el destino de la humanidad con sus encantamientos y conjuros. Los primeros magos de los que se tiene conocimiento son los del antiguo Egipto. El mago egipcio Dedi (alrededor de 2700 a.C.), ofreció un espectáculo en el que decapitaba a dos pájaros y un buey y posteriormente les devolvía sus cabezas. Otros magos egipcios destacaron por su habilidad con el truco de las copas y las pelotas: consiste en hacer que una serie de pelotas pequeñas pase invisiblemente de una copa o un cuenco invertido a otro. Finalmente, las pelotas se transforman en esferas más grandes, o en objetos tan inesperados como naranjas o pollitos vivos.

Los trucos de manos con monedas, dados y naipes introdujeron una mayor variedad en las actuaciones de los magos medievales. El truco de la cuerda que se corta y aparece de nuevo intacta, o el de atravesar el cuerpo con una daga sin causar ningún daño, ya se practicaba en las tabernas y los mercados.

Magos famosos

El italiano Giuseppe Pinetti fue el mago más imitado en el siglo XVIII. En su repertorio incluía la actuación de autómatas (máquinas accionadas por sí mismas), simulaba tener poderes clarividentes y realizaba distintos trucos con diversos aparatos.

El mago británico del siglo XIX John Henry Anderson, conocido como el Brujo del Norte, fue todo un maestro del arte publicitario. Para su promoción organizaba desfiles callejeros, diseñaba llamativos carteles y dibujaba anuncios en las aceras de las calles. Sus trucos guardaban relación con temas de actualidad y a menudo tachó de embusteros a muchos de los que afirmaban poseer poderes sobrenaturales.

En esa misma época, el mago francés Jean Houdin, un relojero que a los 40 años se convirtió en profesional, revolucionó el mundo de la magia con sus ingeniosos recursos escénicos y el efectismo de sus actuaciones. Sus libros fueron los primeros en abordar la magia desde un punto de vista científico y también se sirvió de la electricidad para realzar el misterio de su puesta en escena.

Otro mago francés del siglo XIX que desarrolló técnicas muy originales fue Joseph Buatier, conocido como Buatier De Kolta. Dos de sus principales ingenios fueron la jaula que desaparece, un truco en el que una jaula de metal con un canario en su interior desaparecía entre sus dedos, y el dado gigante, que consistía en aumentar veinte veces el tamaño de un cubo de 20 cm, de cuyo interior surgía finalmente una mujer sentada.

La tradicional imagen del mago como un hombre delgado, con bigote, barba de candado o perilla y aspecto satánico, se difundió probablemente a partir de la famosa familia de magos Herrmann, pues todos ellos respondían exactamente a esta descripción. Carl Herrmann, natural de Viena, fue aclamado en Europa y Estados Unidos. Su hermano menor, el mago estadounidense Alexander Herrmann, apodado Herrmann el Grande, y su sobrino Leon Herrmann, llevaron sus trucos por todo el país y viajaron también a otros lugares del mundo.

John Maskelyne y su socio, David Devant, los principales magos británicos de principios del siglo XX, ofrecían sus actuaciones en forma de pequeños actos teatrales. Su teatro de Londres era famoso en el mundo entero. El mago estadounidense Harry Kellar paseó por numerosos países su famoso espectáculo, en el que presentaban trucos de manos, ilusionismo y hazañas supuestamente realizadas por médiums. Kellar fue el mago más popular en Estados Unidos hasta que se retiró, en 1908. Su sucesor, el mago estadounidense Howard Thurston, actuó por todo el país durante 28 años. En su espectáculo mostraba trucos tan espectaculares como el coche fantasma, el truco de la soga india y la levitación. Harry August Jansen, profesionalmente conocido bajo el seudónimo de Dante, y Harry Blackstone, fueron herederos de esta tradición.

Otro mago estadounidense, Harry Houdini, se hizo mundialmente famoso por su sorprendente habilidad para liberarse de cualquier atadura; unas esposas, una camisa de fuerza o escapar de una celda en cuestión de segundos. Uno de sus actos más famosos era lanzarse al agua desde un puente, perfectamente atado con cadenas y grilletes, y se liberaba bajo el agua. Durante los años anteriores a su muerte, en 1926, Houdini llevó a cabo una enérgica campaña contra los medios fraudulentos que utilizaban los espiritistas. Su profundo conocimiento de todas las técnicas y recursos de la magia le permitió revelar numerosos engaños.

Una de las principales atracciones de la historia de la magia ha sido el truco de simular que se corta el cuerpo de una persona con una sierra. El primero en realizarlo en Londres, en 1921, fue el mago británico Percy Tibbles, profesionalmente conocido como P. T. Selbit. Unos meses después, Hyman Goldstein, conocido como Horace Goldin, realizó en Nueva York una variante aún más espectacular de este truco. La cabeza, las manos y los pies de su ayudante resultaban perfectamente visibles durante la ejecución. A continuación, Goldin retiraba la caja y, con una sierra mecánica, procedía a descuartizar el cuerpo y recomponerlo a la vista del público.

Durante la década de 1950 el público de los magos creció con la llegada de la televisión. Entre los principales magos que ofrecieron espectáculos televisivos figuran el ilusionista indio P. C. Sorcar; los británicos Richard Pitchford, cuyos trucos de manos tuvieron numerosos imitadores; David Nixon, que realizó muchos programas de televisión; los magos estadounidenses Milbourne Christopher, que en su espectáculo hacía desaparecer a un elefante y levitar a su ayudante, y Mark Wilson, que tenía su propio programa televisivo semanal.

En la década de los 70 resurgió el interés por la magia. El mago alemán Siegfried Fischbecker y su ayudante estadounidense, Roy Horn, especializados en las desapariciones escénicas de tigres y otros animales de gran tamaño, fueron enormemente aclamados en su espectáculo de Las Vegas. Doug Henning, un mago canadiense, y el estadounidense David Kotkin, conocido como David Copperfield, desarrollaron una notable habilidad teatral actuando en películas, musicales y programas de televisión.

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