lunes, 26 de mayo de 2008

Los cinco grandes de la magia (3ª Parte) - Fred Kaps

"El siguiente en nuestra lista fue realmente difícil de elegir, pero al final elegí al “rey de la elegancia”, al gran Fred Kaps. Su nombre real era Abraham Bongers y nació en Rotterdam en 1926. Tuvo la suerte que su peluquero era un aficionado a la magia, se llamaba Verschragen e hizo un trato con Abraham, cada vez que le enseñase un juego y lo dominase a la perfección le enseñaría otro. El primer juego que aprendió nuestro joven mago fue un “siempre 3” con pelotitas de papel. A los 13 años Kaps ya era un virtuoso de la magia, ya conocía las técnicas con monedas, con naipes, con dedales, con cuerdas, etc… Había llegado la hora para su debut, y así fue, debutó junto a su peluquero y realizó manipulaciones con bolas y encendió una bombilla con su mente.
Otro de sus maestros fue Vermeyden del que aprendió todo lo que le faltaba para lanzarse al estrellato mundial.
En 1946 tuvo que acudir al servicio militar y allí animaba a la tropa con sus ilusiones haciéndose llamar “Mystica”, y fue aquí donde realizó por primera vez su hilo roto y recompuesto.
A sus 24 años se presentó al Congreso Internacional de Barcelona y se llevó nada menos que el Gran Premio.
Fue en este congreso donde Mystica cambió su nombre artístico por el de Fred Kaps con el que volvio a ganar dos Grandes Premios más.
Se convirtío en una auténtica estrella medíatica, actuaba par la televisión, par el mismísimo Chaplin hasta para los reyes de Mónaco.
Kaps dominaba todas las disciplinas del ilusionismo, desde ls grandes ilusiones hasta la ventriloquia. Fue un gran manipulador, hasta de monedas gigantes, pero realmente se lo conoce por dos de sus efectos, uno era cuando se fumaba el dedo pulgar y otro su sdal infinita. Este último juego era una maravilla, Kaps cogía un salero y volcaba la sal en su mano, de repente abría su mano y la sal había desaparecido. Seguidamente hacia como que cogía sal invisible del aire y comenzaba a salir un chorro de sal de su mano, chorro que parece no tener fin y duraba varios minutos al igual que los aplausos de todo el auditorio.
La tristeza que Kaps nos dejó con solo 54 años por culpa de un cáncer sinpoder disfrutar mucho más de su magia".

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